jueves, 19 de enero de 2012

En.... nuestros zapatos!!!














Los hay altos, bajos, medianos. Con curva, rectos, ovalados e incluso inclinados. Zapatos de colores, combinados, de terciopelo, charol y raso. Los hay lisos, estampados, con tachuelas, brillantes y lazos. Zapatos  por 20 euros, de 50 y de más de 500 dólares, que varían en centímetros y se debaten entre el llevar o no plataformas. Con cordones, sin cordones, con aires deportivos, clásicos,extravagantes, modernos, vanguardistas, chillones...tantos tipos como personas hay en el mundo. Lo más importante de todo pero no es el sinfín de posibilidades o formas que puede tener un zapato, sinó, cuando nos ponemos cada uno de ellos?. Hay los zapatos tristes, los seguros, los divertidos, los alegres, los enfadados, los rebeldes, los de puta, los de princesa....tantos zapatos como emociones sentimos.  Hay zapatos que solo nos ponemos cuando estamos tristes, de tonos más grisáceos, planos o , como máximo, un poquito de tacón a los que personalmente llamo "tacohuevos" porque al andar hacen ese ruido persistente y continuo que pone de los nervios, hecho que evidéncia el porqué esa persona ha decido ponérselos.

Por otro lado encontramos los zapatos clásicos, normalmente sencillos, elegantes, con con taco´n de entre 6-10 centímetros, fino, mono cromáticos pero con algún detalle. Los zapatos van por fases de la vida, van por edades, momentos profesionales y vitales. ¿Qué chica no se ha sentido segura una mañana y casi por intuición , porque el cuerpo se lo pedía, se ha levantado de la cama, ha abierto el armario y se ha puesto sus zapatos rojos con unos buenos tejanos? ¿Qué chica no se  ha sentido atraída por aquellos diseños más exclusivos de grandes firmas y diseñadores, pero económicamente difíciles de alcanzar? En estas situaciones buscamos sustitutos, es decir un zapato similar al que has visto, con una textura y tonalidade similares , pero qu en el fondo sabes que no será como ese que viste en el escaparate, o en los pies de tu cantante o actriz preferida.

Por suerte o por desgracia hay cosas inimitables, únicas y ahí reside su poder, pues en los pies adecuados,o pueden hacer cambiar la percepción de uno mismo y  de su entorno. Pueden hacer soñar y sonreír o acompañarnos en nuestra tristeza.

Hay algo especial en los zapatos, porque sin darnos cuenta evidencian nuestro estado de ánimo. Cuando estamos cansadas, decaídas o sin ánimo normalmente buscamos un zapato plano, cómodo, tonos oscuros que no llame la atención, mientras que cuando la euforia nos invade  nos calzamos con colores, formas, estampados, pedrería etcétera y andamos de una forma muy característica; la cabeza erguida, la espalda recta, no tituveamos al marcar el paso ni tampoco dejamos que nadie nos mire por encima del hombro. No nos molestan las miradas, porque estamos gritando a los cuatro vientos  dos palabras " estoy aquí".

¡Qué mundo el del calzado! En él se permiten todo tipo de accesorios, formas y estilos, las rarezas se ven como un punto de diferenciación que solo cruza la línea del mal gusto si los ojos que observan los pies consideran, en base a su forma de pensar y sus gustos, que están fuera de sus preferencias, pero en sí, no se pueden catalogar como buenos o malos, feos o guapos, como no se pueden catalogar las personas de forma definitiva pues siempre tendrán ese algo que, aunque no te agrade lo que ves, lo salva. Los zapatos son zapatos, tanto y como las personas somos personas, agradamos más o menos, pero eso siempre depende de una opinión externa y subjetiva que no podemos controlar.



La originalidad en los zapatos está fuertemente entrelazada con la fuerza y la valentía de quienes van a ponérselos. por ello, nos permitimos oír de vez en cuando  un "uhhhh pero que lleva esa en los pies?!" o los siempre míticos " me gustan pero yo nunca me los pondría" no es porque no te gusten es porque no encajan en lo que eres en tu situación o en lo que sientes en esa etapa de tu vida.

Los hay que son adictos a los zapatos, son su marca de heroína, su vicio más preciado y, en ocasiones, el más caro, pero el hecho es que a nadie le gusta ir a un evento y que no le recuerden, así que muchas veces ésa es la estrategia; que te recuerden por tus zapatos ,y hay muchas maneras de conseguirlo, aunque dejo a vuestro criterio si algunas de las elecciones que os muestro a continuación las consideraríais las más acertadas:







La verdad es que la pregunta  a hacerse no es si nos gusta o no, o si lo llevaríamos o no, lo que de verdad importa és ¿Por qué nos afectan?¿Por qué decidimos entre un par de zapatos y según el día preferimos unos u otros? La cuestión es, ¿Porque perdemos el tiempo en juzgar los pies de los demás sin mirar los nuestros? La pregunta es, en definitiva, ¿Qué es lo que buscamos?

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